Privilegios masculinos

Hoy vamos a hablar de los privilegios masculinos. Esos que a muchos hombres les cuesta reconocer. Lo enfocaré desde una perspectiva de clase media, occidental, binarista y cisheteronormativa, bien definida para hacer notables las diferencias tanto en la educación como en su posterior posición social. No en todos los lugares del mundo el patriarcado educa de la misma manera. Tampoco todos los padres occidentales educan así (y menos mal), no todas las personas que fueron educadas así luego reprodujeron eses roles asignados.  No tienes porqué identificarte con todos los ejemplos aquí expuestos, pero seguro que encuentras algunos que representan tu caso o el de alguien a quien conoces.

Creo que no hay mejor manera de empezar a hablar de esto que con un ejemplo. Un niño y una niña de 4 años en un parque.
Al niño se le premia por ser inquieto pues su rol es el del puesto activo:
-¡ay! que niño más juguetón.
A la niña se le recrimina porque su rol es el del puesto pasivo:
- ¡ay! las señoritas tienen que ser delicadas, si juegas tanto te mancharás.

Tus juguetes siempre fueron para niño. Puede parecer que eso también te perjudicó a ti, pues no tenías la posibilidad de que te dejasen jugar con juegos para niña. Pero si nos paramos a analizarlo vemos que tus juguetes eran: coches de bomberos en los que tenías que actuar decisivo y con seguridad para cumplir tu objetivo; un escalestri en donde competías con tus amigos para ver quien era el más rápido y al ganar, sentías esa sensación de felicidad por haber derrotado a los enemigos… El día que te regalaron una bicicleta por tu cumpleaños, tus amigos y tu montasteis unos saltos para poder aprender trucos, aprender a superaros a vosotros mismos. Todos estos juegos para chico te han educado de forma que tomases las características propias de un hombre: activo, racional, independiente, competitivo, decisivo, seguro de si mismo, con afán de superación a los demás y propio,  con iniciativa, sociable, etc.

Comparémoslos a los juguetes para niña.Es fundamental que con 5 años tengas claro cual es tu papel en la vida: ser ama de casa. Tus aspiraciones deben ser reducidas a estar en la cocina (para ello te regalarán una cocinita de mentira y tu jugarás a preparar deliciosos pasteles y tortillas de papatas, además aprenderás a poner la mesa y que después de comer hay que lavar los cacharros). Debes tener hijos, es tu función como mujer (para ello te regalarán bebés a los que tendrás que cambiar, dar de comer, pasear en su carrito, etc). También te comprarán barbies para que vistas de la manera mas fashion, y juegues con tus amigas a ver quien conquista a Quen, el chicarrón guapo, alto y musculado que todas desean. Todos estos juegos para chica te han educado de forma que tomases las características propias de una mujer: pasiva, emocional, dependiente en diferentes aspectos, indecisa, preocupada por su aspecto, competitiva con las otras chicas, etc.

¿Privilegios masculinos? Ser educado para ser el sujeto activo. Tus funciones en la vida son importantes, por lo tanto eres respetado y tu voz se escucha firme y clara.

Estas son las bases a partir de las cuales tú, hombre, creas tu propia realidad y construyes tu futuro.
¿Privilegios femeninos? ¿Cuáles? Ser educada para ser el sujeto pasivo. Tus funciones en la vida quedan relegadas a un 2º plano, al plano familiar. No eres respetada por lo tanto debes hacerte respetar siendo una mujer de valores. Tu voz se escucha por detrás de la de los hombres, pues eres lo otro. Primero fue el hombre, luego tú.


Es a partir de este punto en el que podemos observar otros tantos privilegios que vienen dados por los roles de género:

<<Has cumplido los 15 años, tu sentido de la orientación y el control del espacio físico son notablemente mejores a los de muchas de tus compañeras de clase. ¿Por qué? Mientras tu jugabas al fútbol o al baloncesto con otros chicos, ellas se situaban en una esquinita del patio hablando de emociones y sentimientos.
En clase, aprendiste que lo genérico es lo masculino, estudiaste filósofos, reyes, políticos, escritores… y por medio, alguna mujer que gritó tanto que se hizo escuchar y fue lo suficientemente importante como para ser incluída en un libro de texto. Aprendiste que si la vida fuese una historia, el hombre era el protagonista y la mujer, su acompañante.
Te encantaban las películas de guerra y de aventuras. En todas ellas había una trama amorosa (heterosexual) que a lo largo del tiempo fue fundando ciertos estereotipos amorosos en tu cabeza.
Jamás tuviste que depilarte. En la televisión salían anuncios de cera y cuchillas depilatorias, pero para mujeres. Mujeres depiladas depilándose bajo un foco, sonriendo porque saben que así le gustarán a los chicos, como tu. “Para presumir hay que sufrir” escuchabas decir a tu madre cuando tu hermana se encerraba en el baño con sus cacharros de higiene y tardaba 2 horas en salir. Tu te reías sentado desde el sofá y gritabas: ¡mamá! Hazme un bocadillo
Cuando empezaste a salir de fiesta tu padre te decía: venga hijo, pásatelo bien, pero no bebas alcohol. Te dejaban salir hasta más tarde que a tu hermana, a pesar de que ella es un año más grande que tu. A ella su madre le decía antes de salir: venga hija, ve con cuidado y que alguien te acompañe a casa, no vuelvas sola.
Masturbarse nunca fue un tabú. Con tus amigos hablabas de “guarrerías” y de a que chicas de clase os follaríais. Mario, el que vive dos edificios por detrás de ti, comentó un día que se había acostado con una chica que estaba borrachísima y casi no se aguantaba de pié. Le reías la gracia, todos os reíais.
Con 17 años entraste en bachiller.  En las clases de filosofía tu voz y la de tus compañeros siempre estuvieron por encima de la de ellas. Lo que Ester decía era erróneo, pero tu lo repetiste con palabras diferentes y era correcto. Ester era una guarra, siempre llevaba escote para provocaros. Tú y Juan hacíais bolitas de papel que intentabais meter por el canalillo de Ester, que cansada de que la molestarais se lo dijo al profesor. Desde ese día Ester te cae mal, ¡sólo os estabais divirtiendo! Además, si  Ester no se hace respetar ¿cómo espera que la respeten?
Luis, el que se sienta a tu lado, hace chistes machistas, tu te ríes porque te hace gracia. Un día Ester se cabrea y os llama machistas. Le ignoráis y os reís. Por lo bajo comentáis, es una amargada.>>

Esta podría ser la perspectiva de cualquier chaval con el que yo (autora) he compartido clase. Ese , jamás se posicionó en el rol de mujer y por lo tanto, no entiende lo que ellas sienten. En el momento en el que lo intenta se da cuenta de que no sabe. No es capaz de ponerse en ese rol porque el mundo que lo rodea siempre le ha proporcionado una perspectiva masculina.


Por último aclarar:

La educación que te han dado no define la persona que eres, sin embargo si establece unas bases que si no se destruyen con la autocrítica en un proceso llamado deconstrución, guían tus actitudes y comportamientos. Estas actitudes y comportamientos traen consigo la perpetuación de opresiones (machismo, racismo, homofobia , capacitismo, clasismo…)

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